La vida en la ciudad conlleva necesariamente adoptar un estilo más acelerado. Tráfico, ruido, contaminación ambiental, lumínica y otros tipos de factores u obstáculos hacen que la calidad de vida no termine siendo la óptima, sobre todo cuando lo que se busca es disfrutar de una rutina más familiar y natural. De todos modos, no significa que, al no estar en la ciudad, se pierda la posibilidad de realizar todo tipo de planes sociales, deportivos, con buena oferta en gastronomía, actividades de ocio y más.

Las brújulas siempre apuntan al norte

El método más común de las embarcaciones para orientarse, antes de que existiera ubicación satelital –GPS– y toda la modernidad que hoy nos rodea, era a través de una brújula, un elemento que utiliza una aguja imantada para señalar el norte magnético terrestre. No sorprende, entonces, que al salir de la Ciudad de Buenos Aires dirigiéndose en esa dirección se sienta una atracción particular.

Los edificios se hacen menos frecuentes, las casas con jardín florecen, la vegetación cobra otro protagonismo, al igual que el deporte al aire libre, y, precisamente, el aire se mezcla con una fuerte brisa que proviene del río. Todo eso sucede y se profundiza a medida que uno se adentra en Zona Norte.

Avenida del Libertador: la conexión con otro estilo de vida

Comienza en el barrio de Retiro de la Capital Federal y se extiende hasta el canal de San Fernando: la Avenida del Libertador, llamada así en homenaje a José de San Martín, es el camino que transforma y le baja la intensidad al día a día. Su trazado, abandonando CABA, toca puntos centrales de Zona Norte como Olivos, La Lucila, Martínez, San Isidro y el mencionado San Fernando.   

Es una calle que, a lo largo de todo su transcurso, entrega una visual que combina atractivas arboledas como escoltas, edificios que no desentonan por su arquitectura e imposición y centros gastronómicos y culturales con variadas alternativas para optar, entre ellos, tradicionales esquinas que cargan con una rica historia de reuniones y buenos momentos.

Perlas que representan el espíritu de zona norte

Puerto de Olivos, la puerta de entrada

Entre los cientos de puntos relevantes, existen algunos lugares que pueden destacarse y representan a la perfección la esencia de esta región. Uno de ellos es el centenario Puerto de Olivos.

Avanzando por la ya mencionada Avenida del Libertador, se encuentra un primer acceso por la calle Matías Sturiza, llamada así en homenaje a su ilustre fundador. Por ese camino, luego de recorrer apenas unos metros, el encuentro del río con un pintoresco y repleto embarcadero, los cuidados espacios verdes y el moderno desarrollo urbano conforman un paisaje cautivador.

De una forma pacíficamente concentrada, se combinan en el puerto las posibilidades de disfrutar de los prolijos parquizados, experimentar propuestas gastronómicas de calidad, pasar extensas jornadas de pesca en el muelle y realizar distintas actividades náuticas y deportivas en los tradicionales clubes que allí se emplazan, el Yacht Club Olivos y el Club de Pescadores de Olivos.

Llegar a Perú Beach

Aproximadamente desde la Estación Anchorena, en Martínez, el trayecto, primero por la calle Juan Díaz de Solis y luego por Sebastián Elcano, acompaña la ribera del río, que en esa zona se transforma en el lugar de encuentro por excelencia. Un extenso y alargado parque que divide y conecta, al mismo tiempo, la costa con un barrio tan tranquilo como elegante.

Finalmente, ya en la localidad de Acassuso, partido de San Isidro, justo antes de arribar a la Reserva Ecológica, desembarcamos en Perú Beach, otro epicentro de la zona. También con una propuesta cerca del agua, este parador nuclea un gran atractivo de perfil más informal y juvenil, con propuestas realmente para todos.

Con actividades a toda hora, el paraje reúne variantes gastronómicas de todo tipo en un patio de comidas que regala una limpia vista al horizonte del río. Al mismo tiempo, además de por su estilo playero, se caracteriza también por el desarrollo de actividades deportivas no tan frecuentes en la ciudad, ya que cuenta con una imponente cancha de Roller Hockey, un muro de escalada, skatepark y un complejo donde se practica el novedoso Pickleball.

El Paseo de las Bicicletas

Al alejarse un poco de la costa y encontrarse con la versión un tanto más urbana de la Zona Norte, puede hallarse una postal que caracteriza a la perfección el espíritu de la región. El vínculo de la naturaleza, la tranquilidad, la vida familiar y las facilidades que ofrecen ciudades no por eso menos desarrolladas, sino todo lo contrario, puede encontrarse en todo su esplendor en el Paseo de las Bicicletas.

Junto a un lateral del Hipódromo de San Isidro, entre este y la calma calle Dardo Rocha, la amplia Avenida de la Unidad Nacional cierra el paso para vehículos en momentos clave de la semana permitiendo en todo su extensión la recreación de grandes y chicos.

Este paseo arbolado, de sencillo acceso para los barrios aledaños, se convierte entonces en un magnifico lugar para recorrer en bicicleta, realizar reconfortantes caminatas y pasear en agradable compañía, como así también para la concreción de convocantes eventos culturales y sociales.

Proa mirando al futuro

Los desarrollos urbanos más impactantes del último tiempo están en el norte. Nordelta potenció un modelo y una forma de vida que se refleja en nuevas ciudades, como Puertos, en Escobar, y, aunque cada una de ellas tiene sus particularidades, una esencia diferente, valores y diseños propios, todas apuntan a innovar, mirando hacia adelante.

En el número anterior, se hizo referencia a las “ciudades del hoy”, esas que se piensan y comienzan a materializarse en función de ofrecer un upgrade en la calidad de vida. Ahora, toca marcar una tendencia con relación a estos lugares que tiene que ver con su ubicación.

Que se desarrollen en dirección septentrional no es un capricho, más bien todo lo contrario. El contexto es óptimo, pero de forma natural, con ríos, lagos y tierras repletas de vegetación.

La Bahía de Nordelta es un buen ejemplo de la conjunción de todas estas características que se vienen mencionando. Edificios destinados a la vivienda, locales comerciales –incluido un shopping al aire libre–, lugares de recreación y hasta espacios de atención médica de alto nivel, todo rodeado por lagos que se desprenden de distintos brazos del río.

Se habla de futuro, y quizás en este punto Puertos sea el más reciente y ambicioso de todos estos desarrollos. Sin embargo, es sorprendente que en Zona Norte haya sitios que marcan el camino desde hace tanto tiempo, como el mencionado Nordelta, que hace 22 años inició su proyecto y es una referencia absoluta, o Marinas Golf, que desde hace casi 30 años es un sitio admirable por sus características de lujo.

Deportes náuticos de todo tipo son moneda corriente. Pero más allá de eso, el Delta, en Tigre, es escenario, además de residencias y barrios, de una enorme cantidad de embarcaciones que navegan de aquí para allá. El camino hacia las zonas de fondeo entrega un recorrido perfecto por lugares icónicos, como el ex Tigre Hotel, hoy Museo de Arte, el Parque de La Costa, el Puerto de Frutos y más.

Cuando uno se inserta en el delta y navega, puede dar cuenta de una realidad que no muchas veces tiene eco en Argentina: la gran cantidad de público que disfruta de la náutica, con yates impresionantes, uno al lado del otro, contemplando la inmensidad y, a lo lejos, como si fuera una postal perfecta, la gran ciudad.

La náutica como marca registrada 

Puertos, playas, bajadas, paradores, ríos, lagos y lagunas. La náutica es un factor clave en el norte, forma parte del día a día, no solo por la vista o la brisa que llega de las diferentes costas que recorren y contienen la zona: las actividades que se realizan en el agua son muchas y variadas.