Más que un simple juego de mesa

Todos los deportes tienen sus propias características, dejan enseñanzas y cuentan con detalles que los transforman en únicos. A la vez, no toda disciplina siempre requiere necesariamente de una notable destreza y habilidad física, sino que también existen aquellas que se basan en lo mental. Es bajo esta premisa que el ajedrez se puede reconocer como un interesante deporte que hace de la concentración y las estrategias todo un arte. Tomar decisiones bajo presión, analizar de forma rápida y desenvolverse con creatividad, son algunos de los asuntos que sobresalen en este deporte.

En pocas palabras, el ajedrez es un juego en el que se enfrentan dos personas mediante un tablero cuadriculado de 64 casilleros y dos grupos de piezas (blancas y negras). Cada jugador cuenta con 16 figuras a su disposición, entre las cuales se distinguen: un rey, una dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones. Por otro lado, el objetivo de este deporte se basa en derrocar al rey del oponente mediante un adecuado y eficaz posicionamiento de las piezas. Es decir, dejar a la figura del rey en una presionada posición en donde se pueda cantar jaque mate para dar fin a la partida.

El hecho de que sea un juego de mesa tan pensante y táctico genera que el mismo desarrolle diferentes habilidades como jugador, pero también como persona. Además, al no tener límites de edad, también puede ser analizado en virtud del desarrollo de los niños, como también así un gran ejercicio para adultos mayores. Acerca de alguno de estos beneficios, sin dudas se encuentra el entrenamiento de la memoria. Recordar los movimientos o las estrategias de partidas pasadas es fundamental para elaborar grandes jugadas. Por lo tanto, esta facultad se ejercita mucho.

¿Por qué el ajedrez es un deporte?

El hecho de que sea una actividad que no requiere precisamente de un esfuerzo físico notable, como sí ocurre en la mayoría de los deportes, puede conducir al debate respecto a si el ajedrez es o no deporte. Cabe destacar en primera instancia que el ajedrez fue reconocido como deporte en junio de 1999 por el Comité Olímpico Internacional (COI). A su vez, desde hace años la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) busca que se incorpore dentro de los juegos olímpicos.

Entre los aspectos que le dan sustento a pensar al mismo como deporte, se encuentra el hecho de que tiene una estructura, reglas y requiere de estrategias. Así como ocurre en los demás deportes, ya sea fútbol, hockey, rugby, etc., cuenta con normas específicas y presenta diferentes categorías al practicarlo. Divisiones según la edad y el rango al que se pertenece. Asimismo, el ajedrez también implica una lucha por la victoria durante un tiempo sostenido al competir en su formato tradicional.

Por último, si bien no requiere el mismo tipo de entrenamiento que aquellos deportes populares más practicados, sí es necesaria una preparación para poder jugar. El ajedrez implica estar alerta de forma permanente, y en consecuencia un desgaste psicológico tanto como físico. La alta concentración influye en la respiración, el pulso, la presión arterial y otros factores que deben estar trabajados para poder enfrentar un torneo oficial de ocho o nueve días, por ejemplo.

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Cuáles son los beneficios de practicar ajedrez

Como consecuencia de esta destreza mental mencionada que requiere el deporte, practicarlo trae aparejado una gran cantidad de aspectos positivos. ¡Descubrí cuáles son!

Desarrollo de visión en conjunto

En el ajedrez cada movimiento puede traer severas consecuencias a corto o mediano plazo, es por eso que no basta con hacer un análisis superficial del tablero y sus piezas. Este deporte exige idear y llevar adelante planes de juego de largo alcance, es decir, tener una visión panorámica y sostenida al jugar.

Si bien puede sonar descabellado en una primera instancia, esta forma de entender el juego también puede servir para implementarla en la vida. Los deportes traen consigo enseñanzas que muchas veces exceden esa actividad y funcionan como recurso para implementarlo también en la cotidianidad.

Mayor nivel de instrucción y educación

Si el ajedrez solo fuera una disciplina práctica, no sería posible idear y concretar tantas estrategias. Un buen ajedrecista también está formado y ha estudiado, ya que comprender el juego requiere de lectura y análisis. En consecuencia, esto también incrementa el nivel de vida cultural debido a que incentiva al estudio y motiva a tener una buena disciplina.

Ejercitación de la memoria

Con complejos procesos de memorización, ya sea para recordar jugadas, maniobras, estrategias o variantes, el ajedrez desarrolla la memoria en todos sus aspectos. A su vez, en personas de mayor edad, puede funcionar como un gran recurso para retardar los indicios del alzhéimer o disminuir la pérdida de la capacidad.

Potencia la imaginación

Poder escapar de situaciones que parecen no tener salida es otra de las dificultades que se presentan en este juego. Buscar soluciones que no solo sean eficaces es todo un desafío, ya que es necesaria la originalidad y la innovación para poder sacar ventaja. Así como ocurre con los demás aspectos que potencia este deporte, esto también se ve replicado en los diferentes ámbitos de la vida.

Más concentración, más atención

Siendo recomendada su práctica para niños y adolescentes, el ajedrez también mejora notablemente la habilidad de concentración. En las últimas décadas, los dispositivos y contenidos digitales con sus múltiples estímulos afectan a la capacidad de atención. De esta manera, teniendo en cuenta que en este deporte la concentración es un aspecto fundamental para llevar adelante una buena partida, jugarlo puede ser de gran ayuda.