Yoga como forma de vida

Viginia Casaretto nació en Buenos Aires, se crió en Concordia y volvió a su Buenos Aires natal en la adolescencia, tiempo en el que por un problema de escoliosis conoció el yoga: "me atrapó por completo", reconoce. Hoy en día, luego de involucrarse cada vez más al salir del secundario, es profesora de la actividad y brinda clases en Puertos del Lago, en Escobar. 

"En el 2008 fue mi primer título en un instituto de Educación Física (IPEF) y luego seguí formándome con distintos cursos, especializaciones (embarazadas, tercera edad y anatomía del yoga, algo super importante para tratar a alumnos con patologías o lesiones)", cuenta sobre su bagaje y agrega: "yoga para niños también, me parece un lugar super lindo para llegarles y usar la practica para conocer sus emociones y conectarse con ellos mismos. Eso me llevó a especializarme en la Yoga Alliance Internacional".

El corazón del yoga: propósitos y modos 

Una clase de yoga va más allá de las posturas, movimientos y técnicas que se inculcan en cada alumno. La práctica se nutre mucho del contexto, ambiente y todo lo que pueda influír en los sentidos de la persona que se predispone para realizarla. "El yoga es una práctica muy consciente, en donde necesitamos estar presentes en cuerpo mente y alma, para conectarnos y hacer la unión de esos tres componentes: cuerpo, mente y alma", comienza explicando Virginia. 

"Es una práctica donde uno se conoce. Se experimenta un momento con uno mismo y se obtiene la satisfacción de moverse en conexión con la respiración y el sentir. Se le da mucha importancia a los sentidos y se los agudiza, desde el olfato, sonido y hasta la propia energía de las personas en la clase", describe y resume luego: "el cuerpo en movimiento, la mente presente en los sentidos y el alma satisfecha".

La práctica en puertos es un plus

Acorde a todo lo que se mencionaba, principalmente a la importancia que tiene el ambiente donde se lleva adelante la clase, la profesora de yoga descubrió en Puertos un lugar idóneo: "practicar yoga aquí en Puertos me parece una oportunidad alucinante. Me da la posibilidad de conectarme con el sonido ambiente, la naturaleza. Los pájaros le suman un montón al sonido propio de la clase, por ejemplo". detalla y en base a ello afirma: "los que vienen se van muy conectados con ellos mismos y con el ambiente también".

Sin embargo, no solo destaca la zona por esta posibilidad de llevar al yoga a otro nivel de conexión con lo natural, sino que para la vida misma se encontró con un lugar ideal: "mi marido conoció la zona y me trajo a luego a conocerla y cuando vi el lugar, la amplitud y sobre todo la propuesta sustentable, la naturaleza que la rodea, me di cuenta que quería vivir acá", expresa. En el caso de Virginia, "que mis hijos disfruten de estar afuera, del ambiente", es fundamental, así como el hecho de "vivir en armonía. Las luces, el sonido, la cantidad de plazas, el aire libre, me parece espectacular. Además, de alguna manera es como vivir en una ciudad pero rodeados de naturaleza, creo que eso sin duda es lo que más me gusta de vivir en Puertos".

 

Un emprendimiento ligado al yoga

"Las velas llegaron en pandemia, cuando no se podía dar clases presenciales, que me volqué a dar clases virtuales, pero no me sentía cómoda, sentía mucha frivolidad de la pantalla, entonces intentaba crear ambientes propicios para la clase", cuenta Virginia acerca de como nació su emprendimiento de velas yogui, las cuales se pueden adquirir a través de su instagram @cassa_yogui o al asistir a sus clases.

Fue una mezcla entre causalidad y casualidad, así lo comenta: "se me ocurrió prender muchas velas en cada clase virtual y entonces pronto me quedé sin velas (rie) y decidí comenzar a hacerlas yo, porque tenía el tiempo". Además, la profe destaca algo clave y que tiene que ver con esa línea de sustentabilidad y medio ambiente que pregona: "comencé a investigar que era lo más armonioso y amigable al medio ambiente y así surgieron estas velas de soja naturalsin químicos agregados, vertidas a mano. A ello le sumo que trabajo con aceites esenciales puros, por lo que se hace aroma terapia con cada prendida de vela y son verdaderas protagonistas de las clases".

El objetivo que persiguen las velas es el de "acompañar a relajar la mente y vivir el aquí y el ahora". Como recomendación, la yogui profesional menciona: "mi consejo cuando compran una vela es tener un ritual al prenderla, buscar un ambiente agradable, sentarse, contemplarla. El aroma armoniza y se gana tiempo con uno mismo, aun si no se medita, el sentarse y respirar ya es de por si un acto meditativo".

Estilos y posibilidades del yoga

Respecto a lo específico de la práctica, Virigina Cassaretto repasa su camino como profesora: "trabajé distintos estilos de yoga. Comencé con hatha yoga, luego ashtanga y ahora Yoga Flow, que son clases dinámicas, en donde cada postura se conecta a una respiración". Sobre esta última modalidad, también resalta: "el fluir entre la respiración, el cuerpo y las posturas brindan armonía y tiempo para conectarse con uno mismo, permite explayarse en los movimientos. La clase termina con una relajación final guiada, introduciéndonos en una meditación consciente, donde voy tocando cuencos de cuarzo tibetanos y otros distintos elementos que armonizan".

Puedes ver más de los diferentes tipos de Yoga en la siguiente nota original del sitio7 tipos de Yoga diferentes para aprovechar todos los beneficios de la actividad.

Una práctica con múltiples beneficios 

Poder practicar yoga a diario otorga la posibilidad de "cambiar malas posturas, apaciguar dolores y estar mas conciente del cuerpo y del sentir, del pensar", remarca Virginia, quien también pondera: "con yoga se pueden canalizar pensamientos que no hacen bien, identificarlos y dejarlos pasar para enfocarse en pensamientos positivos que sumen a la mente y al cuerpo. La mente se calma con la práctica del yoga. Como ya dijimos, se trata de conectar mente cuerpo y respiración".

Tomarlo con calma

Sin prejuicios, pero tampoco sin altas expectativas. Para Cassaretto, lo mejor es "tomarlo con calma", primero porque se trabajan "pequeñas partes del cuerpo que quizas nunca movilizaron" y luego, para brindarle a quienes se inician en el yoga una bienvenida lejos de lesiones o dolores "sin intentar llegar con la pierna o el brazo a ningún lado. No es una competencia, se trata de ir observando que siente el cuerpo para poder conectarse con tal movimiento y hacerlo fluido. Es una práctica muy personal".