Una filosofía de enseñanza aprendizaje

La pedagogía Montessori es un método que revolucionó las formas de enseñanza-aprendizaje. Poniendo a los niños y niñas como protagonistas de su propio aprendizaje. Posicionado a los adultos/docentes con un rol atento a las etapas del desarrollo de las infancias, que guían en la construcción de la autonomía.

Los pilares de la pedagogía montessori son:

  • La necesidad de los niños y niñas.
  • La función del adulto.
  • El entorno preparado.
  • Los materiales específicos.

Esta filosofía fomenta, ayudar a niños y niñas a crecer en libertad y con confianza en sí mismos. Sostiene que la paz y el bienestar del mundo depende de cómo eduquemos a los niños. Que los adultos podamos ser capaces de generar entornos que fomenten la autonomía y la motivación intrínseca por el trabajo y el aprendizaje.

Este método está creado para ser aplicado en escuela, espacios de educación y en casa, en familia.

Propone generar ambientes propicios para el desarrollo de niños y niñas que estimulen el deseo por aprender y disfrutar del trabajo, acompañados por adultos que cuidan y orienten el proceso en un clima de respeto y escucha atenta, que guían sin exigirles que quepan en un molde.

Tomando al aprendizaje como una preparación integral para la vida., ya que, asigna la importancia del desarrollo de las facultades intelectuales, manuales, físicas, artísticas y sociales.

La filosofía de la propuesta Montessoriana

María Montessori fue una médica italiana que desarrolló en el siglo XX una pedagogía propia que formó parte de un gran movimiento de la Escuela Nueva.

Anteriormente los niños y jóvenes eran considerados débiles, con defectos por corregir, incapaces de pensar por sí mismos y de poder elegir. Montessori propuso métodos que para su época eran considerados revolucionarios, ya que, por sobre todas las cosas ponía el foco en el niño/jóven como protagonista del aprendizaje. Comenzó primeramente con un proceso científico de observación , presentando desafíos que ayuden a los chicos a resolver problemas, desarrollar su motricidad, involucrarse en tareas cotidianas, y en otras actividades que buscaban fortalecer la autonomía y concentración. Buscaba como visión que los niños sean constructores de su propia vida.

En la actualidad, se considera que hay más de treinta y cinco mil establecimientos montessorianos distribuidos en más de ciento cuarenta países.

El niño como protagonista

El lugar del niño cambia, cambia su función y posicionamiento. Pasando a desempeñar un papel principal, activo y comprometido. En posicionar al niño como protagonista en beneficio de su relación con el entorno y el material específico que se le ofrece.

Según Montessori existen ciertas necesidades esenciales del niño para su desarrollo: 

  • Una relación de confianza y calidad: Los niños necesitan una relación de calidad con las personas que lo rodean. Una relación personalizada y acompañada con afecto. Es indispensable la confianza, que a medida que vaya creciendo, pueda recurrir a las personas de su entorno, si estos vínculos primarios son beneficiosos posibilitará el desarrollo de la confianza en sí mismos.
  • Una comunicación rica: Es necesario hablar con frecuencia con un campo léxico apropiado y variado para permitir que el niño adquiera una expresión clara y un vocabulario rico. También, fomentar el verbalizar y expresar lo que siente, reconocer sentimientos y saber compartirlos. El enriquecimiento del vocabulario es esencial. El intercambio verbal, el relato y la conciencia fonológica. Poder mostrar receptividad: no es solo hablar sino también, escuchar. Es indispensable hablarle claramente, ponerse a su altura, establecer contacto visual.
  • Un movimiento inteligente: Proponer actividades que estimulen al niño a controlar su propio movimiento. Esto les permitirá moverse con libertad y realizar acciones. Actividades como: pasar semillas de un bowl a otro, verter cereales o líquidos de una jarra a otra, abrir y cerrar cajas o frascos, cortar y pegar, practicar ponerse la ropa, abrocharse los botones o cierres, Practicar todas estas cuestiones fomentan el ejercicio de su destreza y capacidad en un contexto calmo, no con la categoría de hacerlo apurados.
  • Necesidad de una concentración preservada: La atención del adulto sobre la atención al niño, fomenta la atención del niño., es decir, la atención es esencial porque es el punto de partida hacia la concentración. Esto se fomenta con la capacidad de elegir. Es decir, elegir momentos de estudio, de descanso, de juego. Elegir una actividad motivadora que fomente. Actividades como: ejercitar el silencio, la paciencia, la meditación, son algunos de los entrenamientos para fomentar el poder de concentración. Estas actividades permiten ejercitar el dominio corporal y mejorar, al mismo tiempo, el control psíquico.
  • Ser respetado: Los niños tienen necesidad de ser respetados en sus impulsos, elecciones, personalidad y ritmo, hay que darle el tiempo y reconocer que su pensamiento le es propio. Y además, hay que respetar su aspiración de actuar por sí mismo.
  • Ser guiado hacia la autonomía y libertad: Los niños necesitan ser educados para la libertad, que va de la mano con la disciplina y el sentido de responsabilidad. Esto se desarrolla con la realización de actividades independientes. La actividad, cuando es elegida, brinda autonomía.
  • Aprender estando activo, experimentando, equivocándose y repitiendo: Los niños necesitan aprender a través de una acción concreta. Se aprende también, a través de ensayo y error; Equivocarse permite desarrollar la inteligencia al detectar la diferencia entre lo que uno ha previsto y lo que sucede. Por eso es importante, también la autocorrección, porque si se lo corrije insistentemente se lo priva  de la búsqueda del error y de generar la capacidad de saber si se ha equivocado o no. Al también poder ser parte del darse cuenta del error permite y fomenta el no bloquearse ante las dificultades y no temer al fracaso.

El rol del adulto 

El cambio radical de la postura del adulto, es una de las partes más revolucionarias de este método. Esta pedagogía propone un nuevo tipo de educador con una actitud de observador, de guía, de acompañante. Un adulto que pueda comprender al niño en vez de modelarlo que pueda construir ciertas cualidades en pos de darle ese lugar protagónico a los niños. Que cuente con las siguientes características:

  • Humildad: El adulto debe dejar de considerarse superior, dueño del saber absoluto,  que solo puede transmitir algo preestablecido. El adulto debe poder transmitir actitudes y aptitudes para ayudar a los niños a aprender, más que dar órdenes e imponer.  
  • Observación: El niño necesita que se lo observe. El valor de la observación es fundamental. Mirar los desempeños, identificar avances, detectar las necesidades. Para que el accionar del adulto se base en una actitud asertiva. La observación que permite ser guía en el desarrollo de cada niño. Esta observación debe darse con respeto, calma y atención.
  • Bondad: El adulto como un puente que privilegia la autoevaluación antes que la evaluación. Ofrece un aprendizaje espontáneo y natural. Ofrece un ambiente de bienestar. Adopta una actitud que no es ni punitiva ni humilla, sino firme y amable, con firmeza pero respeto. 

Un entorno preparado

El entorno de enseñanza-aprendizaje debe ser un lugar preparado, es decir, un espacio que esté adaptado al niño en función de la etapa del desarrollo que atraviese y mantenerlo cuidado.

El entorno es diferente en función de la edad del niño. Debe responder a ciertos criterios claves: simple, estético, ordenado, seguro y de movimiento autónomo. Un lugar con áreas organizadas y dedicado a actividades específicas.

  • Un lugar organizado que respete determinadas características.
  • Que sea cómodo, seguro: El espacio ante todo tiene que ser seguro. 
  • Que siga su desarrollo evolucionando con él.
  • Que favorezca su concentración.
  • Que lo haga participar.
  • Que le proponga construir su movimiento.
  • Que ofrezca la libre elección y favorezca la autonomía.

El principal objetivo es generar un espacio que resulte seguro, donde el niño encuentre referencias que lo ayuden a ser autónomo. Todo el entorno está pensado en favorever su progresiva independencia.

Los materiales pedagógicos específicos

Material pedagógico específico:

  • elaborado y diseñado.
  • sensorial: que les permita aprender recurriendo a la vista, el tacto o el oído.
  • que siga determinando progresión para que el niño atraviese etapa por etapa de manera gradual..
  • que facilite el aprendizaje.
  • que implique el control del error, para que el niño pueda evaluar por sí mismo si ha logrado realizar el ejercicio de forma satisfactoria.
  • determinado en cantidad.
  • estético, que busca ser atractivo para que el niño sienta ganas de manipularlo. 

El objetivo es poder facilitar la expresión espontánea y la necesidad de explorar y aprender.

Que el niño tenga ganas de explorar el material  y a través de este el mundo que lo rodea.

Una filosofía que trasciende

Su propuesta no se limita a una franja de edad, ni meramente a la escuela. Es un estado y filosofía de respeto a las infancias. Con la compañía de adultos sensibles, atentos. No se trata de aplicar un método sino de acompañar sin obstaculizar.

La clave está en brindar herramientas para vivir en un mundo cambiante.

Samanta B. Echevarría
Lic. en Psicopedagogía
Especializada en detección temprana de los trastornos del neurodesarrollo
Diplomada en Trastornos del aprendizaje
Diplomada en Inteligencia emocional
Certificada en ADIR-R/ADOS-2
Certificada en Disciplina Positiva - Member of Discipline Positive Association
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