A la hora de decidir sobre el deporte que un hijo puede comenzar se deben tener en cuenta diferentes aspectos, ya que estos ayudarán a que la elección tomada sea precisa y se mantenga en el tiempo.  En esta línea, no solo es fundamental consultarle al niño cuáles son sus intereses, sino también comprender que cada deporte trabaja diferentes áreas y zonas del cuerpo, como también partes mentales.

Desarrollar el cuerpo y la mente en edades tempranas

Estas actividades ayudan a desarrollar la coordinación, la flexibilidad, la resistencia y generar una buena postura corporal, además de ser grandes liberadores del exceso de tensión que pueden cargar los niños. Por otro lado, con el paso del tiempo los deportes también están abandonando cada vez más la idea de ser pensados solo para niñas o viceversa. Es por eso que, aunque se mantengan ciertas tendencias, el abanico de posibilidades es más amplio y los prejuicios sobre los mismos disminuyeron.

Dentro de esta variedad de opciones la edad es un factor importante. En los cinco primeros años es mejor que los más pequeños desarrollen ciertas actividades no formales. Por otro lado, a partir de los seis años los niños y niñas pueden comenzar a decidir en relación a sus gustos e intereses y trabajar cuestiones físicas y sociales, como por ejemplo el trabajo en grupo y la autoestima. Acerca de algunos de estos deportes, entre ellos está la natación, la cual es sumamente completa y abarca muchas edades; la gimnasia, en donde la coordinación y la resistencia se desarrollan mucho; y también otros como las artes marciales que trabajan muy bien la disciplina y la evolución individual.

El valor social de los deportes

El principal objetivo al introducir la práctica deportiva dentro de la vida de un niño suele estar pensado en términos de desarrollo físico. Sin embargo, hay un punto que usualmente se coloca en una posición secundaria, y esta es la importancia de generar relaciones, saber comportarse en grupo, lograr amistades, y muchos otros aspectos sociales. Por otro lado, en estos espacios compartidos los tiempos deben ser respetados por todos de la misma manera, es por eso que estas herramientas también permiten trabajar aspectos como la paciencia desde la enseñanza.

Partiendo de que la base debe estar en que el niño o la niña disfrute del deporte, la incorporación de habilidades sociales forma parte de uno de los puntos más relevantes en el desarrollo humano en todas sus etapas. Precisamente en edades tempranas, las prácticas deportivas ayudan a construir una identidad a partir de las similitudes y diferencias con los otros para también lograr amistades.

Dentro de estos aspectos se coloca el trabajo en equipo. De esta manera se fortalecen las relaciones interpersonales desde una perspectiva que, no solo fomenta el compartir, sino también el respeto hacia los demás pares. Con objetivos es común, los deportes grupales enseñan a entender la importancia del compañerismo para poder alcanzar aquello que se desea. Por otro lado, comenzar a lidiar con pequeñas frustraciones es una etapa que se debe transitar tarde o temprano, y estas actividades con compañías resultan un gran camino para motivar el aprendizaje.

5 deportes para que practiquen los más pequeños

Aunque pueden variar según la edad y los gustos, las actividades deportivas y recreativas son fundamentales en los primeros años. Desarrollando habilidades motoras a través de la coordinación y la flexibilidad, las mismas pueden ser un medio para que los niños y las niñas crezcan desde aspectos físicos, pero también mentales. Descubrí aquellos deportes óptimos para practicar a temprana edad.

Atletismo

Uno de los deportes que se caracteriza por cubrir una extensa y variada cantidad de actividades es el atletismo. Mediante este se pueden trabajar diferentes cuestiones a partir de categorías como el lanzamiento, maratones, saltos, y muchas otras más. Practicando en espacios cubiertos como también al aire libre, este deporte desarrolla la velocidad, la fuerza, y en muchos casos también la resistencia. En esta línea, siendo una gran actividad para que los niños practiquen luego de los tres años, permite el desarrollo de los músculos, estimula las hormonas de crecimiento y también puede prevenir o corregir ciertos problemas de postura.

Natación

El agua puede ser un gran aliado para que los más pequeños comiencen a familiarizarse con ciertas actividades deportivas. En este sentido se podría decir que la natación es uno de los mejores deportes para practicar sin importar la edad. Profundizando en aspectos como la coordinación, la resistencia y la formación ósea, la natación también deja enseñanzas fundamentales desarrollando actitudes relacionadas al esfuerzo y la constancia.

De esta manera, su versatilidad permite que también puedan realizarse prácticas similares como la matronatación, en donde desde bebés los pequeños pueden desarrollar cuestiones cercanas a la seguridad y fortalecer el vínculo con los padres. Mediante esta actividad, se logra la estimulación a través de juegos básicos que desarrollan aspectos como flotar y aguantar la respiración.

Artes marciales

Dentro de los diferentes deportes, por cuestiones culturales y en relación a sus comienzos, cada uno cuenta con valores y costumbres particulares. En este marco, las artes marciales no solo permiten progresar en cuanto a la coordinación de movimientos, sino también ayudan a trabajar la disciplina desde un espacio de autocontrol y respeto ante el adversario. En este sentido, estos deportes como el judo, el karate o el taekwondo se pueden practicar desde edades cercanas a los cuatro años y permiten el desarrollo de los reflejos y la agilidad.

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Tenis

Al igual que los demás deportes que se practican con una raqueta o paleta, el tenis es una actividad que permite desarrollar aspectos relacionados a la fuerza y a la destreza. Si bien no existe ningún parámetro reglamentario, se recomienda que los niños y las niñas comiencen a practicarlo luego de los cinco años de edad. Dentro de otros aspectos, aunque este deporte es principalmente individual, también se puede practicar jugando dobles con un compañero. Por otro lado, al igual que las demás actividades, también es muy útil para que los más pequeños aprendan a consolidar su autoestima y seguridad personal.

Ciclismo

Dando la oportunidad de compartir en familia y de disfrutar de entretenidos paseos, el ciclismo es uno de los deportes que puede generar entusiasmo con facilidad en los niños y las niñas. Luego de comenzar con pequeñas rueditas traseras en las bicicletas o mediante un triciclo, esta actividad ofrece diferentes beneficios relacionados a las articulaciones, reforzando el sistema inmunitario, desarrollando la capacidad respiratoria, fortaleciendo los huesos, y con el tiempo también mejorando el equilibrio. Además, tampoco hay que olvidar que este deporte además mantiene gran contacto con la naturaleza.