Una actividad que desafía e incentiva a quienes gustan de realizar deporte en el agua: nadar en aguas abiertas

La natación es un deporte que se caracteriza por otorgar una gran cantidad de beneficios que no muchas otras disciplinas tienen el lujo o la posibilidad de ostentar. Nadar remite a relajarse, pero además a trabajar de forma integral el físico, fomentando el desarrollo de distintos músculos del cuerpo, así como le permite a la mente aliviar tensiones, liberar estrés y más. Si a todo eso ya dicho, se le agrega un entorno natural atractivo, con vistas y paisajes que invitan a crear una nueva experiencia, da como resultado el nadar en aguas abiertas

Lo que el nadar en aguas abiertas tiene, que quizás otras actividades no pueden igualar, es justamente esa combinación de realizar un deporte que puede ser de competencia o hobby, que víncula cuerpo con la mente, que potencia habilidades, ayuda a superar miedos y siempre se expresa en un ambiente custodiado por la naturaleza, una relación de actividad física y aire libre tan rentable para la salud como indispensable para obtener todas las ventajas de un deporte en el agua. 

 Los beneficios de nadar en aguas abiertas

La actividad de nadar en aguas abiertas trae una larga lista de beneficios que hacen de su práctica aún más atractiva y recomendada. Uno de los más importantes tiene que ver con la ayuda y el complemento que genera en el sistema inmunológico, al subir las defensas. Esto se da debido a que, al tratarse de aguas abiertas, su temperatura es naturalmente baja y al lanzarse en ellas, el sistema inmunológico sufre un pequeño cimbronazo o shock, lo que provoca que el cuerpo aumente la producción de células blancas y además el organismo entra en un estado de alerta por la cantidad de sustancias nuevas con las que entra en contacto, lo que lo hace funcionar a un mayor y mejor ritmo.

A su vez, el agua fría tiene la capacidad de activar las llamadas células sensoriales, que se ubican en la piel. De esa manera, la circulación de la sangre es más rápida y consigue eliminar las impurezas que se hagan presentes en el torrente sanguíneo. Pero todavía hay más, porque nadar en aguas abiertas como suele ser con bajas temperaturas, ayuda a la liberación de adrenalina, lo que facilita despejar la mente y sortear problemas físicos. Dolores crónicos e inflamaciones también se verán beneficiadas.

Quien diría que las bajas temperaturas del agua dan tanto material para aprovechar al máximo la experiencia. En agregado a lo que se dijo, es bueno destacar que ayuda al metabolismo y es una buena forma de mantener un peso determinado. Es que entrar en calor en aguas abiertas no es lo mismo que en una piscina, de hecho, está comprobado consume más calorías entrar en calor y practicar en ese entorno acuático al aire libre. Por último, dos beneficios particulares del agua de mar, son su efecto antibiótico que acelera la cicatrización de heridas y las propiedades de la brisa del mar y el agua salada favorecen a que los pulmones puedan eliminar todas las toxinas o elementos ajenos, para curar o evitar problemas respiratorios. 

Todo lo que debes tener en cuenta al nadar en aguas abiertas

Es una actividad de múltiples beneficios, pero a su vez se trata de una disciplina para la cual es necesario prepararse a consciencia y entender que hay ciertos riesgos que se previenen con medidas de seguridad ineludibles. Como suele decirse, hay que tenerle mucho respeto al mar, rio, lago, lagunas y cualquier otra masa de agua que no esté dentro de un entorno controlado. 

Diferencias sustanciales entre nadar en piscinas y en aguas abiertas

¿Si soy bueno nadando en una piscina, quiere decir que ya estoy listo para nadar en aguas abiertas? Bueno, lisa y llanamente: NO. Es que hay muchas diferencias desde el escenario, la técnica, temperaturas como ya se vio y muchas otras aristas que distinguen a una rama de la disciplina y otra. Para poner un ejemplo concreto, se puede mencionar que en el mar la densidad del agua es mayor, por lo que resulta más fácil flotar y el nadador puede enfocar todas sus energías a movilizarse y desplazarse en el agua. 

En cuanto a la técnica, las brazadas cambian, siendo en aguas abiertas más largas. La respiración tampoco es la misma, porque en aguas abiertas, se recomienda mirar cada tres brazadas hasta dar con el ritmo que le sea más cómodo al nadador y teniendo en cuenta que no es necesario levantar demasiado la cabeza si las aguas no están agitadas.

Un consejo que se da para mantener la dirección, algo difícil porque no hay referencias a los costados generalmente, es imaginar un camino por debajo y seguirlo. Sin embargo, lo más importante es siempre mantener la cabeza quieta, aun cuando sale del agua, ya que, si se mueve, arrastra el movimiento a todo el cuerpo y se pierde la línea recta.

El estilo que más se utiliza para nadar en aguas abiertas es crol, principalmente porque es la más eficiente en cuanto a energía, aunque si se trata de un nado más recreativo, se pueden probar otros estilos que resulten cómodos para el nadador, excepto de espalda. Es importante tener en cuenta que trabajar con una alta frecuencia de brazada y aplicando fuerza bilateral, ayudará a enfrentar las condiciones del agua que pueden ser cambiantes, por oleaje, corriente u otras cuestiones particulares del ambiente. 

 

Seguridad ante todo: los elementos y las precauciones que no pueden faltar

Lo primero que se tiene que tener en cuenta antes de largarse a nadar en aguas abiertas, es estar seguros de que se cuenta con las habilidades necesarias, es decir que existe cierto nivel de en la capacidad de nado, mismo con la resistencia y flotación. Una vez que ese nivel básico se alcanza, es siempre recomendable ir de menos a más, comenzando por ejemplo a nadar en entornos controlados, puede ser un espacio delimitado cerca de la costa, una pileta de aguas abiertas u otra estructura similar, antes de pasar a mar, rio o lago abierto. No es una disciplina que pueda tomarse a la ligera o que se pueda aprender sobre la marcha, como ya se dijo, es importante respetar las aguas abiertas ya que pueden tornarse peligrosas si no se cumplen con los parametros de seguridad necesarios. Muchas veces se incluye también un guía que va en kayak u otra embarcación siguiendo al nadador y es una buena manera de brindar mayor seguridad. 

En cuanto a los elementos que se requieren para poder llevar adelante la actividad de la mejor manera, se destacan el traje de neopreno, algo que ayuda a no sufrir tanto el cambio de temperatura pero también permite mayor deslizamiento en el agua y se hace mucho más comodo el nadar, porque tampoco se entra en contacto con particulas o cosas en el agua que rocen o se peguen al cuerpo. Las antiparras, se recomienda en lo posible tener unas para días más soleados y otras preparadas para obtener visión con menor luz natural.

La gorra suele elegirse de colores claros y de un tono estridente o fluorescente, para ayudar al reconocimiento en el agua y hacerse ver. Finalmente, quizás lo más importante, es portar una boya específica para nadar en aguas abiertas, la cual es de color naranja (referencia visual) y oficia como flotador. Muchas también cuentan con la posibilidad de guardar elementos dentro de ella que puedan ser de ayuda. 

¿Dónde es posible nadar en aguas abiertas en Buenos Aires?

Buenos Aires tiene multiplicidad de escenarios que permiten nadar en aguas abiertas. Sin embargo para mencionar tres sitios en particular, se puede destacar la ciudad de Mar del Plata, cabecera de la costa atlántica de Argentina y la Provincia por supuesto, el rio de la plata y sus diferentes brazos, que pasan por diferentes pueblos de la Provincia como San Antonio de Areco, entre otros y también la gran cantidad de lagos que existen. Algunos de ellos, los más importantes, en la zona de Escobar y Tigre, en los desarrollos urbanos más importantes como son Nordelta y la ciudad de Puertos