Una actividad diferente y con muchos beneficios: Equitación al alcance

Todos los deportes que conocemos ofrecen numerosos beneficios y enseñanzas a quienes los practican con dedicación y compromiso. Sin embargo, hay algunos que se destacan por un diferencial que resulta realmente difícil de encontrar en otras actividades.

La equitación, en este caso, no solo exige una preparación física notable y una disciplina constante, sino que también regala un aprendizaje sensible a partir de la conexión necesaria con un compañero fiel, leal e indispensable: el caballo. Sin él no hay jinete, y viceversa. Por eso, esta disciplina requiere educación, conocimiento y un profundo respeto hacia el animal.

No obstante, una tercera variable se combina en esta atractiva sumatoria de bondades, y es la psicológica. Su práctica desarrolla el incremento de la seguridad en uno mismo y cumple, al mismo tiempo, una importante función relajante al requerir una buena cuota de serenidad y de vínculo con la naturaleza.

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Disciplina de múltiples facetas

Montar a caballo jamás podría ser tan solo un simple deporte. Por el contrario, un gran abanico de posibilidades se despliega en torno a esta disciplina, generando opciones para todo tipo de gustos, necesidades y aptitudes.

Desde el salto de obstáculos, la doma clásica o la resistencia, pasando por la vestimenta, hasta los juegos como el polo o el horseball, la familia de la hípica demuestra una real y genuina amplitud. Incluso, como si fuera poco, ha sabido desarrollar actividades como la equinoterapia, una terapia integral que favorece el desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional tanto en niños como en adultos con necesidades específicas.

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El Hípico La Querencia

Alejado de las excentricidades innecesarias y los lujos altaneros, existe un rincón en Maschwitz que se concentra en mantener su esencia desde hace más de catorce años. Al conocerlo y descubrir su amena calma, Carlos Fisch, su director, nos cuenta algo de su historia: “Este es un hípico familiar que siempre se mantuvo así, preferimos eso y no tanto el hipismo elitista del que se suele hablar. Acá montan grandes y chicos, y tenemos nivel competitivo con chicos federados que tienen sus caballos y sus equipos”, comenta como presentación.

Recorrer las instalaciones de este lugar da cuenta de la pasión que se respira, y Carlos despeja cualquier duda rápidamente: “Mi abuelo fue el primer médico veterinario de Maschwitz y siempre estuve relacionado con los caballos, desde los cinco años. Si bien trabajé de distintas cosas, siempre soñé y apunté a tener mi propio hípico, cosa que finalmente logré armándolo a pulmón”, rememora orgulloso.

Hoy en día, el Hípico La Querencia reúne y convoca a muchos aficionados de la zona, y ofrece entre sus actividades principales clases de equitación de nivel inicial, clases de salto, cabalgatas, participación en concursos de salto, Pony Club y equinoterapia, además de brindar pensionado de caballos en box.

Una primera experiencia

Fiel a nuestro estilo, esta visita no podía culminarse sin experimentar aquello que la motivaba. Carlos, entonces, se vistió de profesor para novatos y nos brindó una clase cien por ciento personalizada. Pero antes que nada, lo importante: “Primero nos vamos a poner las polainas y el casco, que es la seguridad que usamos todos acá”, nos advierte.

“Comenzaremos aprendiendo a poner los estribos y a cómo subir el primer pie al asiento, y luego vamos a empezar con los primeros pasos, la relajación y un trote levantado, también conocido como trote inglés”, explica Carlos en detalle, apenas unos minutos después de presentarnos a Pimienta, una yegüita mansa que, al parecer, es la preferida de la escuela.

Lo que continúa se resume en una experiencia iniciática reveladora de la magia de esta disciplina y, claro, de la habilidad suprema de Pimienta, que no requirió ninguna habilidad del jinete para seguir las indicaciones del instructor. El video de esta nueva Experiencia Lagunas así lo refleja y lo retrata mucho mejor que cualquier palabra que se pueda escribir.

Hay futuro

Tiziano tiene apenas diez años, hace siete que monta a caballo y es el absoluto reflejo de la capacidad formativa de esta disciplina. Antes de despedirnos, apareció frente a nosotros y expresó unas pocas pero imperdibles palabras: “Lo que más me gusta de la equitación es el binomio con mi caballo y el tiempo que paso con él, porque te sentís conectado”.

Junto con Petit, su caballo, Tiziano compite en salto con mucha diversión y pasión. Pero, claro, no pretende disfrutarlo en soledad, y por eso se anima a comentar: “Les recomendaría que hagan equitación porque es muy lindo pasar tiempo con los caballos, es muy tranquilizante, ellos jamás te van a criticar. La equitación es como un juego entre vos y ellos, ellos se divierten demasiado y vos también”.