Una costumbre Argentina, el pan en la mesa
Con el pan bajo el brazo, traer y llevar el pan a la casa, al pan pan y al vino vino, entre otros tantos dichos populares, reflejan lo que significa este alimento para la cultura nacional. De hecho, el pan es de los alimentos más consumidos en el país y se ha convertido en un punto de referencia en la alimentación de cualquier ciudadano. Mucho tiene que ver por supuesto al sabor, la calidad de panadería que existe y, a su vez, la variedad que puede encontrarse en dicho producto.
Los tipos de pan más populares en Argentina, que se consumen de manera masiva, son los siguientes: francés, pan dulce, sin sal, de salvado, para panchos y de migas. Sin embargo, hay otros que también suelen destacarse dentro del enorme consumo de este alimento, como son el pan de leche, pan de zapallo, pan lactal, pan alemán y pan de pebete.
La lista es mucho más larga, porque es una realidad que constantemente se suman intervenciones en el acabado de un alimento tan multifacético y polifuncional a la hora de comer. De todas formas, es importante señalar que los profesionales de la nutrición recomiendan salir o abandonar el consumo al "estilo convencional", modificando la conducta en pos de la salud. Son recomendables en todo caso, los tipos de pan que se producen con ingredientes naturales y sin conservantes, como por ejemplo, el pan de avena y el pan de centeno, dos excelentes variantes para correrse de modo de consumo natural, casero y por ende, conseguir mayor aporte nutricional.
Pan de masa madre: una nueva tendencia
Definitivamente protagonista en los últimos años, se trató de una explosión y furor que estalló en todas las redes sociales durante el confinamiento estricto, en plena pandemia, donde muchas personas trataron de seguir el rumbo de ese pan “novedoso”, con instrucciones de todo tipo e incluso adquiriendo material específico para la tarea. De esta manera, el pan de masa madre logró crecer en popularidad, no solo para aprender a hacerlo, sino desde el consumo y las ventas, tomando un rol preponderante en el mercado de la panificación y exigiendo a muchas panaderías a incluirlo en sus opciones.
Se ha hablado mucho sobre el hecho y se lo ha tildado como una especie de moda alimenticia, pero la realidad es que la demanda de este producto estrella continúa creciendo y parece haber dejado atrás ya esas suposiciones. Esto lleva claro a que una compra tan sencilla como la del pan se haya complejizado y la elección frente al mostrador se vuelva cada vez más analizada.
¿Qué es el pan de masa madre?
De nada sirve profundizar sobre este pan en particular si antes no se explica, en sencillas palabras, de qué, con qué y para qué se puede hacer o consumir. Se trata de un pan que utiliza como fermento la mezcla de harina y agua, lo que bajo en determinadas condiciones de temperatura, humedad y tiempo adecuados va generando bacterias y levaduras naturales propias de la harina, logrando un fermento natural.
Tiene un sabor un poco ácido, es aireado y crujiente. Asimismo, resulta fundamental cuidar las variables que intervienen en el proceso, como el amasado, la temperatura y la cantidad de fermento, permitiendo obtener un pan de masa madre con aceptables propiedades organolépticas, que son percibidas por los sentidos.
Si de calorías se habla, hay que decir que los panes de masa madre tienen menos, ya que sus ingredientes no tienen cuerpos grasos como aceites, manteca o grasa bovina. Por supuesto, resultan ser más saludables, por un lado su fermento, que es natural, porque utiliza sus propias levaduras y bacterias y además porque en sus ingredientes no posee materia grasa. Por lo tanto, aporta menos calorías.
Pan blanco e integral: diferencias
Conocé los beneficios que otorga el pan integral y las diferencias que posee con el pan blanco, para consumir de manera consciente y saludable, eligiendo con conocimiento de causa que será lo que contenga los dulces, el fiambre o cualquier otro alimento que se envuelva o repose entre panes.
Primordialmente, es necesario destacar que el pan se elabora a partir de la harina del grano de trigo, que se compone de tres capas en su estructura, el germen, el salvado y el endospermo. El germen es una buena fuente de ácidos grasos esenciales, vitaminas K y E y vitaminas del complejo B. Además, contiene minerales como el fósforo, magnesio y Zinc. En el salvado se encuentra la fibra, vitaminas como la niacina y pridoxina, entre otros nutrientes. Finalmente, el endospermo contiene más del 80% del almidón.
El pan integral conserva todos los elementos del grano de trigo y con ellos todos sus beneficios nutricionales. Por el contrario, al pan blanco se le han retirado el salvado y el germen en el proceso de “refinación” de la harina, dejando únicamente el almidón. La harina blanca o refinada no contiene fibra, lo cual, al momento de su consumo, provoca un aumento brusco en los niveles de glucosa sanguíneos estimulando la secreción de insulina.
De todas formas, a no confundirse, porque el pan integral no es en absoluto sinónimo de “pocas calorías”, ya que en la tabla del contenido energético se ve muy parecido al pan blanco. Sin embargo, sus beneficios se explican en la presencia de fibra y en las funciones que la misma tiene en el organismo de los seres humanos, regulando la glicemia, facilitando la digestión, dando saciedad y sin afectar niveles lipídicos en sangre.
Valores nutricionales
Hay grandes diferencias nutricionales entre estos panes, pero el que más beneficios aporta es, sin dudas, el pan integral, debido a que contiene mayor cantidad de nutrientes que el pan refinado. Esto deriva de la fabricación con el grano completo, haciendo los aportes en minerales y vitaminas mucho más elevados.
Debido a estos interesantes beneficios, el consumo de pan integral o de grano entero puede considerarse más saludable, recurriendo principalmente a panes artesanales o animándose a cocinarlos en casa. Esta última recomendación parte de tener en cuenta que algunas marcas utilizan harinas blancas con adición de salvado e incluso colorantes para darle ese color oscuro que lo caracteriza. Siempre es bueno aprender a leer las etiquetas y tomarse un tiempo para conocer que posee cada producto.
¿Hay que dejar de comer pan blanco?
No, tampoco es una cuestión excluyente, el pan blanco no genera daño ni es riesgoso (exceptuando diagnósticos particulares de intolerancia al gluten), simplemente que representa otro contenido y aportes nutricionales que es bueno saber de antemano.