La formación del estilo Tudor como ícono de la arquitectura en la historia, se dio durante gran parte del siglo y poco más que duró el periodo conocido precisamente como Tudor (1485-1603), en Inglaterra, en la época medieval. Se podría decir que es el desarrollo final de la arquitectura medieval inglesa, pero yendo un poco más allá, también la primera introducción de lo que tiempo despues sería la arquitectura renacentista.
A qué se llama Estilo Tudor y de dónde viene este modo arquitectónico
No fue un estilo presente a lo largo de toda la dinastía de los Tudor, ni en tiempo ni en espacios, sino más bien una estética que se expresaba en edificios con un nivel alto de recursos y estatus, en las primeras seis o siete décadas del siglo XVI, cuando comenzó a verse reemplazado por un modelo de arquitectura denominada como "Isabelina".
El Estilo Tudor tomó y continuó muchos conceptos góticos, en particular de lo que se llamó estilo Perpendicular gótico tardío. Si bien como deciamos fue reemplazado, marcó mucho el gusto inglés, tanto así que se mantuvo presente más allá de que las tendencias se fueron modificando. En la actualidad, se pueden observar muchos exteriores, a lo largo de todo el mundo, que emulan este estilo y que basan su arquitectura, estética y hasta los propios diseños de interiores también, en ideas que retoman aquel gusto particular de la sociedad inglesa de elite medieval.
Características del Estilo Tudor y las razones de su vigencia
Sus aportes más significativos y distintivos pueden verse en el arco bajo Tudor y las ventanas oriel, sellos inconfundibles de esta época y por ende de su arquitectura que persiste hasta los días más actuales. Cuando hablamos de un arco bajo Tudor, nos referimos a la forma de una abertura, que se distingue por cuatro centros inferiores, finalizados con una clave en ángulo. Se los conoce también como arcos deprimidos y suelen dar la idea de que el muro, columna o viga por encima les hace presión. Respecto a las ventanas oriel, se pueden reconocer porque sobresalen de la estructura (salediza) y se sostienen mediante mensulas, que según la forma que tengan, será el modo final que adquiera la ventana. Puede ser redondeada o como bow window, que cuenta con tres caras rectas.
Claro que esa no fue la única herencia o caracteristica que dejó el Estilo Tudor. La presencia de la madera, en sus entramados y en el visible protagonismo en la fachada, es infaltable. Si se observa en detalle, las molduras son una constante, sea en exteriores o en el interior y hay una tendencia a permitir el follaje o enredaderas naturales sobre alguna de las paredes en exterior. Ese verde en uno de los frentes le aporta un sentido naturista que en los diseños y estructuras modernas encaja a la perfección, ya que hoy día los conceptos que más se repiten son justamente esos que ponderan el entorno y la relación con la naturaleza, sobre todo en espacios donde esa conexión es absoluta, como los desarrollos urbanos en Nordelta y Puertos, Escobar.
En la época que el Estilo Tudor dominaba la escena arquitectónicaen Inglaterra y se expandía a otras zonas de Europa, arribaron una gran cantidad de artistas italianos, que le imprimieron una identidad decorativa muy particular, con diseños que ya han quedado como marca registrada de esta expresión. El Hampton Court Palace, Layer Marney Tower, Sutton Place y otros lugares, son ejemplos perfectos del Tudor en todo se esplendor.
Su conformación histórica y la combinación que le permite seguir vigente
A pesar de haber quedado en el medio de dos épocas de enormes cambios y hasta nuevos paradigmas, aplicados a la arquitectura, como fueron el Estilo Gótico y el Renacentista, su impronta es propia y se ha distinguido (todavía lo hace) por el nivel de riqueza y la sofisticación que presenta. Cabe destacar igualmente que las construcciones del Estilo Tudor han adoptado mucho del modelo gótico, en cuestiones como adornos y decoración tan detallista como elegante.
Las arcadas en punta de todas las aberturas,que provocan grandes accesos con salas de considerable tamaño y que pretendían ser imponentes, son otra característica que se sigue implementando, aunque coincidiendo con tendencias actuales, como el espacio abierto, entre otras. El arco de entrada, como ya dijimos es uno de los elementos más importantes para que un casa sea definitivamente considerada de Estilo Tudor. Suele ser decorado por abajo, aunque antiguamente era muy común que se coloque el escudo de armas de la familia por encima, ya que era un rincón por el que todos pasaban.
Si bien hubo un periodo en donde la construcción de casas de estilo Tudor se frenó, debido a su alto costo y dificultad de producción, más cuando la segunda guerra mundial finalizó y el mundo debió enfrentar una reestructuración económica compleja, provocó que su valor histórico se elevara. Eso a su vez trajo de vuelta sus ideas, sobre todo a partir de la segunda década del siglo XXI, pero adaptadas a la modernidad y con elementos que permiten que el estilo Tudor pueda plasmarse mucho más fácilmente que en la antiguedad.
El estilo Tudor aplicado en la decoración del hogar
Además de su conformación como estilo arquitectónico, el concepto Tudor se ha vuelto algo integral, que contempla también la posibilidad de expresarlo en todos los detalles de la obra, ya sea cumpla una función de casa, vivienda o cualquier otra. Sus características siempre son la sofisticación y elegancia, que arrastra desde los orígenes en la época medieval en Inglaterra.
En el exterior del estilo Tudor, con sus ya mencionados entramados de madera y vigas en tonos oscuros, con techos en punta que se conocen con el nombre de hastiales, realmente no pueden obviarse. Sin embargo, eso no significa, que si la casa en cuestión no tiene esas particularidades en el exterior, el interior si pueda decorarse con ideas de este estilo tan refinado y que remite a la aristocracia.
Lo básico para comenzar a decorar con un estilo Tudor, es colocar revestimientos de madera en las paredes, al igual que el uso de alfombras, telas y hasta tapices. En este caso, no se recomienda la utilización de vinilos en la decoración de interior ya que pierden un poco el impetu de este estilo que es dar imagen refinada. Aunque con la variedad que existe hoy día, quizás puede funcionar un diseño con colores y características típicas de este formato.
En cuanto a las texturas, son fundamentales las cortinas, alfombras y almohadones. Los colores que más se utilizan son el dorado, rojo y azul, siendo importante que aparezcan en la mayoría de los elementos que se coloquen. Si las alfombras no te entusiasman, puedes omitirlas, pero para eso el piso debe ser necesariamente de madera, ya que es un elemento principal del estilo Tudor y funcionará como una parte más de la decoración final.
Con el mobiliario surge un inconveniente y es que lo ideal es conseguir algunos propios de la época o mandar a hacer estructuras siguiendo esas pautas. De todas formas, también se pueden elegir en estilo gótico, por su similitud, siempre con madera oscura y detalles tallados. Si quieres combinar el estilo Tudor con algo más moderno, los mobiliarios pueden ser los que marquen esa mezcla, dejando de lado los acabados antiguos, aunque respetando colores y si se puede elementos que los vistan o acompañen que sean de referencia histórica. Estos pueden ser escudos antiguos, vitrinas, vidrio, porcelana y metal brillante. Lamparas de arañas en el techo o candelabros de hierro aportarán mucho también.