Cada día se corrobora más el peso que tiene la palabra de los padres en los niños. La influencia es tal, que en la adultez la interiorizan convirtiéndola en su voz interior. Por ejemplo, si tus padres solían marcarte el error en lugar de tus aciertos, en la adultez vas a sentir que nada de lo que hagas es suficiente para sentirte a gusto con tu vida. "Si criticas mucho a un niño el aprenderá a juzgar, si elogias mucho a un niño él aprenderá a valorar"
La crianza respetuosa lleva esfuerzo, tiempo, dedicación y paciencia, pero genera adultos felices, con tolerancia a la frustración, con amor propio, empáticos con ellos mismos y con los otros.
Al momento de nacer hay ciertas áreas de nuestro cerebro que se encuentran inmaduras, estas se van desarrollando con el correr de los años. La zona que nos permite prestar atención, regular nuestros impulsos y comprender normas, no está formada en la primera infancia. Esto quiere decir que los niños no siempre pueden obedecer las órdenes de los adultos, no eligen intencionalmente tener un berrinche, sino que, no saben ni pueden expresarse de otro modo.
Muchos pensarán que su hijo sí modificaba sus comportamientos luego de un castigo, lo hacía por miedo y pánico, no porque comprendía lo que hizo "mal". Por otra parte, es muy probable que ese niño cuando llegó a la adultez haya aceptado con sumisión cualquier tipo de maltrato (por ejemplo en el trabajo o con su pareja), haya tenido problemas de autoestima y dificultad para poner límites, entre otras cuestiones. Que esos niños se hayan convertido en adultos "funcionales" para la sociedad no quiere decir que estén bien y mucho menos que sean felices.
¿En qué consiste la crianza respetuosa? Se trata de criar sin ejercer ningún tipo de violencia (física, verbal, psicológica ni económica) y promoviendo el bienestar del niño en todas las áreas de su vida. Consiste en acompañar el proceso madurativo del niño con consciencia. Respetarlo por el simple hecho de ser un otro que merece reconocimiento. Los invito a reflexionar sobre las siguientes situaciones:
- Uno no grita o golpea a un compañero de trabajo porque quiso comerse un dulce cerca del horario del almuerzo.
- Uno no priva del postre a un amigo porque llegó y no nos saludó.
- Uno no encierra a su pareja en la habitación porque le dijimos que se vaya a bañar y no tuvo ganas de hacerlo en ese momento.
- Uno no le dice a su papá un domingo "hoy no ves el superclásico porque no terminaste el plato de fideos"
Entonces: ¿Por qué a quienes son tan vulnerables vamos a ponerle límites haciéndole lo que jamás le haríamos a otro?
Se pueden poner límites claros y firmes desde el amor y el respeto.
La propia inmadurez de los niños nos invita a guiarlos y a enseñarles, no podemos pretender que los niños nos escuchen y "hagan caso" si con nuestras conductas constantemente les faltamos el respeto. "Hemos de ser educados si queremos educar" (M.Montessori)
Amemos a nuestros hijos sin condiciones y empecemos a cuestionar ciertas afirmaciones cómo:
"Si no me das un beso no te quiero más" "Si no terminas toda la comida no jugamos"
"Si no saludas al tío con un beso, no te llevo a la plaza".
Para generar adultos sanos y felices, debemos brindar confianza y alegría. Para generar adultos educados y respetuosos debemos brindar buenos ejemplos y buenos tratos.
Es fundamental aclarar que lo expuesto no se basa en mi opinión, esta información se sustenta en investigaciones que demuestran cuán perjudicial es criar desde el castigo, los gritos y las amenazas.
Giannina Pinieri Amato
Licenciada en Psicología
Counselor
Terapeuta Floral
Especialista en técnica E.F.T (tapping)
Apertura de Registros Akashikos
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g.pinieri@hotmail.com.ar
@psi.giapinieriamato