Esta práctica está cada vez más extendida en el mundo corporativo y se trata de contratar servicios externos para llevar a cabo las operaciones empresariales como normalmente se hacen. Sin embargo, sus beneficios son diversos y, por eso, vale la pena explorarlos.
1. Reducción de los costos operativos
Cuando las organizaciones intentan llevar a cabo sus operaciones por sí mismas, con personal interno, incurran en gastos necesarios, como comercialización, investigación, desarrollo, implementación e infraestructura. Y, por ello, en la estructura de costos, estos son transmitidos al usuario final.
No obstante, cuando se entregan las labores a personal tercerizado, los gastos anteriormente mencionados suelen reducirse. Además, se suele observar un aumento de la competitividad de la organización dentro del nicho de mercado objetivo.
Y, no menos importante, las organizaciones liberan recursos económicos para destinar a otros propósitos prioritarios, como la mejora de infraestructura o cualquier otro.
2. Flexibilidad operativa
La subcontratación logra que las empresas sean más flexibles al momento de adaptarse a las fluctuaciones del mercado. Y esto aplica para distintos nichos, como el outsourcing desarrollo software, en la seguridad, la salud, etc.
Gracias a la flexibilidad empresarial respecto a los distintos tipos de variaciones en el mercado, las organizaciones dejan de ser vulnerables. Además, mantienen compromiso con sus clientes y mejoran la popularidad de la marca.
3. Acceso a expertos especializados
Uno de los principales beneficios de contratar personal externo es que se puede acceder a recursos humanos especializados, inclusive los que están en otras regiones (sobre todo si el trabajo es remoto).
Esto también es una ventaja para los colaboradores internos, ya que es posible formar equipos de trabajo multidisciplinarios, donde los expertos especializados generan inclusión de conocimientos. Además, se observa una ampliación en la perspectiva del trabajo, se dejan de lado las resistencias y aquellos criterios que suelen ser preconcebidos, y se ahorra tiempo y energía.
4. Capacidad de enfocarse en el core business
Al aplicar el outsourcing las corporaciones pueden gestionar una mayor cantidad de recursos hacia el core business; esto es, dedicarse a las actividades y servicios que son prioritarios para la existencia y el éxito de la empresa. Gracias a ello, es posible que crezca y se diferencie en el mercado.
Otra ventaja de permitir la tercerización es que las organizaciones tienen la posibilidad de mejorar sus operaciones hasta su máximo nivel; ya que pueden atender las actividades centrales que les ayudan a mantener el engagement con sus clientes, posicionarse en el nicho objetivo y ser más desafiantes.
5. Mayores posibilidades de expansión rápida
La expansión rápida se maximiza porque las empresas no tienen necesidad de invertir en activos fijos adicionales, ya que ese trabajo, en general, se delega a la organización externa. De esa manera, es posible centrarse en las áreas departamentales que pueden ayudar al crecimiento interno y externo de la compañía, como, por ejemplo, el marketing.
6. Reducción de riesgos operativos
Cuando se opta por el outsourcing se pueden reducir los riesgos operativos asociados con algunas tareas laborales. Esto ocurre porque se contrata personal especializado en esas actividades y, por tanto, se accede a habilidades y conocimientos que, en principio, no están disponibles internamente.
Por ejemplo, si una organización externaliza sus procesos de pagos, es posible obtener, como ventaja adicional, una disminución de los fraudes y fallos humanos; porque el personal tercerizado contará con experiencia y el equipo profesional adecuado para operar en esa área.
¿Cómo funciona el outsourcing?
El outsourcing funciona en el modo de una relación contractual donde dos partes interesadas aceptan un contrato que los beneficia a ambos. Por un lado, la empresa principal será quien requiera de los servicios profesionales; y por otro, la contratista fungirá como proveedor y cumplirá con las labores para satisfacer las necesidades del cliente.
En esta modalidad, el cliente le comunicará al proveedor de servicios sus objetivos prioritarios, sin indicarle cómo hacer su trabajo. Por eso, transferirá parte del conocimiento del negocio, así como un pequeño porcentaje del control operacional de la organización.
Y, en general, la empresa contratante solo busca los servicios de un proveedor para cubrir las necesidades de un área no prioritaria, pero sí esencial, de la organización. De esa forma, la compañía principal puede dedicarse a mejorar su core business para destacarse dentro de su nicho de mercado.
En conclusión, la clave del éxito en este tipo de operaciones de contratación externa es el conocimiento a profundidad de los objetivos corporativos finales y el saber cómo los profesionales tercerizados contribuyen para alcanzarlos. Por eso, las partes, tanto contratante como contratista llegan a un consenso sobre las metas y responsabilidades para mejorar la organización final.